En un país donde históricamente los sueldos y salarios han sido insuficientes para el desenvolvimiento de una familia, resulta una necesidad buscar alternativas de ingresos. Muchas personas además de su empleo llevan a cabo labores, que les aportan algún ingreso adicional, otras personas, por diversos motivos, no encajan en los rígidos requerimientos de los empleadores y solo tienen la posibilidad de trabajar por su cuenta.
Establecer un emprendimiento formal, con tan débiles bases, resulta una apuesta muy arriesgada, que genera cansancio y desánimo cuándo se enfrenta con la realidad. Se pueden perder los ahorros, quedar muy endeudado y la carga de la deuda reduce aún más, el ingreso disponible, para cubrir los gastos personales y familiares. Sin embargo, la manera más segura para obtener un estatus económico mejor, es precisamente participando en los negocios. Algunas herramientas nos pueden ayudar a lidiar con la incertidumbre y las complejidades a enfrentar, desde que decidimos emprender un negocio y durante su evolución. Tener claro el objeto de nuestro negocio. Debemos entender de qué manera nuestro negocio satisface las necesidades de los clientes actuales y potenciales e identificar nuevos aportes que complementen lo que hacemos. Contar con socios y asesores. Dominar todos los aspectos que inciden en un negocio, es imposible para una persona, aún si cuenta con un grupo de empleados. Ante esta realidad es importante hacerse de mentores, que conozcan el ramo y que orienten de buena fe al emprendedor. También es importante incorporar socios, que además de aportar capital, complementen los conocimientos y experiencia con las que ya se cuenta. Y para lo que no se cubra con estas opciones será necesario recurrir a la asesoría de profesionales en la medida que se requiera y se pueda sufragar.
Lic. Oscar Pérez